“Como dijo un jurista una vez: cada sociedad tiene los delincuentes que se merecen porque es ella misma que no educa ni capacita al individuo”
SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Como todos los días se acomoda
el casco protector negro tornasol y empuña el acelerador de aquel
artefacto que lo acompaña hasta mediados de la tarde, cuando entonces le
toca agarrar la pluma, el cuaderno y el libro.
Con mirada imponente y voz suave, nos recibe Anthony Peguero en su
lugar de trabajo. Es un chico promedio, como dirían algunos, tiene 24
años de edad, y tiene una idea clara de lo que quiere llegar a ser.
Oriundo de Hato Mayor emigró hace unos años en busca de una mejor
preparación académica. Vive solo en una pequeña habitación en el centro
de la ciudad, cercano a donde labora para no llegar tarde.
“Tú nunca vas a encontrar a un pez grande en un arroyuelo si no en un
rio grande o en el mar. Yo soy ese pez”, señala moviendo sus manos de
manera inquieta.
Estudia Derecho en la Universidad del Caribe (Unicaribe), con una
motocicleta se dedica a transportar mercancías y trasladar personas que
acuden a la Feria Ganadera ubicada en la Avenida George Washington.
“Ni siquiera ahora yo quiero dedicarme a eso, pero las circunstancias es que te obligan”.
En varias cuotas pagó su motor y con lo poco que gana costea sus gastos.
“Cuando terminé el bachillerato decidí irme a Bávaro durante un
tiempo a trabajar y volví dos años después; iba a hacer un Técnico
Superior en Informática pero me estaban dando muchos cálculos y no tenia
tanto tiempo para los números”, explica.
Su elección de vida puede ser considerada contradictoria, pero él dice que ningún trabajo denigra a un ser humano.
“Yo le agradezco a mi padre eso porque él dice: “Yo soy profesional a
nivel técnico, pero si tengo que coger un hacha o un machete no tengo
ningún problema, y de mis hijos el que se dedique a ladrón o haga cosas
malas, no salió a mí”, recuerda con satisfacción.
Hermano de 16 hombres y mujeres, es de los más adultos. Critica que
sus padres hayan procreado tantos hijos en vez de tener como principal
prioridad educarlos en buenos colegios.
“Siempre decía a mi papá: oye, tú tenías que mandarme a un colegio y
no a una escuela pública, porque no es lo mismo una medicina de botica
que una de farmacia, la composición química es diferente”, recuerda
Anthony.
Aunque vivió parte de su adolescencia en Boca Chica junto a una de
sus tías, por la precariedad económica de su hogar y la gran cantidad de
hermanos que sostener, aprendió junto a su padre sobre la medicina
dental.
“Mi papá es técnico dental y yo dure alrededor de 10 años trabajando
con él. Solicité al Infotep para hacer un técnico en el área, pero tengo
unos 3 años esperando”, indica.
Manifiesta que los jóvenes dominicanos no tienen la posibilidad de
progresar ni conseguir un empleo a menos que tenga una “cuña” que sea
quien los recomiende para poder trabajar.
“En este país si tú no tienes una cuña no consigues trabajo, un
ejemplo fue cuando yo entre a Bávaro en un club de videos porque soy
amigo del esposo de la jefa de recursos humanos y ella dijo “ven Anthony
que tu sabes de vídeos, pero aquí no conozco a nadie por eso soy
motoconchista”.
Dice que esas son las causas por las que muchos jóvenes se dedican a
trabajos ilícitos. “El Estado tiene el compromiso y el deber de
facilitarles la vida a los ciudadanos; el mismo Ministerio de la
Juventud tiene un grandísimo presupuesto que lo utilizan para pagar
grandes nóminas, pero no se invierte en los jóvenes”.
“Como dijo un jurista una vez: cada sociedad tiene los delincuentes
que se merecen porque es ella misma que no educa ni capacita al
individuo”.
Manifiesta con media sonrisa que muchas personas le dicen que debe de
“gozar” su juventud, pero él considera tiene una meta que lograr:
“Graduarse para ser un gran abogado”.
“Me dicen, no que tú estás mal porque tú te vas un domingo cuando
todo el mundo está en can y en bailadera. Me voy desde por la mañana
hasta la noche, que cuando salgo a veces lo que me duele la cabeza, y en
las noches cuando salgo del trabajo en vez de irme a beber un cerveza
lo que agarro es libros en las manos y me pongo a llenar tareas”.
Como joven cree que junto a su generación serán los hombres del
mañana, por lo cual les pide que se preparen para que lleguen a hacer de
este un país mejor.
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